La historia de Rosa podría haber sido una de tantas historias que cada día pueblan nuestras calles de gatos abandonados, de gatos a los que meten en su transportan como para ir al veterinario y doblando la esquina ven como les abren la puerta, se dan la vuelta y se alejan corriendo, de gatos que ven esto y se quedan ahí dentro esperando la vuelta y que solo fuera una broma, de gatos que ven cómo alguien que lo ha visto todo se acerca corriendo y asustados salen escopetados del transportín sin saber hacia dónde hay que correr para volver a casa.
La historia de Rosa dejó de ser una más cuando se involucraron varias personas para rescatarla, cuando ella huía asustada por una calle llena de peligros de todo tipo que desconocía y no podía entender.
Cuando trajeron a Rosa a GFM no sabíamos muchas cosas de ella que después si supimos, sobre todo no sabíamos que esa pequeña gata siamesa que nos parecía odiar, era en realidad una gata sorda, una gata sorda que fue abandonada en la calle después de haber tenido la protección de un hogar y una familia.
Una gata sorda que sufrió el desahucio de su familia y a su vez fue desahuciada DE la familia, podremos entender que a veces las cosas son difíciles, pero antes de llegar al abandono de nuestro peluditos hay alternativas.
Rosa estaba absolutamente desorientada, fuera de sí y era imposible acercarse a ella, hasta que surgió una persona que supo llegar a ella y con muchísima paciencia devolvió a Rosa su tranquilidad.
Ahora Rosa necesita ya un hogar definitivo, un hogar sin más gatos, porque a Rosa, en su sordera encontrarse entre dos gatos sin oírlos le produce mucho stress, y en casa de su rehabilitadora hay varios gatos.
Rosa necesita un hogar donde ser GATA única, donde poder controlar el espacio y ser de nuevo una gata feliz.
Si quieres conocer a Rosa y ofrecerle un hogar contáctanos en:
adopciones@gestionfelinamadrid.org